1. Desconocimiento de la figura del psicólogo y de la terapia.
“Los psicólogos no sirven para nada”
“Yo no necesito ir a un comecocos”
“La mejor terapia son unas cañas”
¿Alguna vez has dicho o escuchado este tipo de comentarios? Probablemente si, ya que son muy comunes entre la población general. Pero ¿por qué?
Son varios los motivos que contribuyen a estigmatizar la figura del psicólogo y la terapia, entre ellos, caben destacar:
– Foco centrado en la salud física dejando de lado la salud mental. Si bien la física es extremadamente importante, la mental también y ambas están interrelacionadas. Si falla una, probablemente fallará la otra. Son numerosos los estudios científicos que evidencian que pacientes afectados de cáncer, con una mayor conciencia de enfermedad y una perspectiva más optimista de su evolución suelen tener un mejor pronóstico que pacientes más pesimistas. Nuestro cuerpo es la carrocería y la estructura que debe estar en buen estado para seguir funcionando, pero nuestra mente es el motor. Por muy buena que sea la carrocería de nuestro cuerpo, si el motor no está bien, nuestro cuerpo no funcionará.
– Resultados a largo plazo. Estamos acostumbrados a la inmediatez, cualquier avance que sale a la venta es para ofrecernos una solución sencilla, práctica, rápida y sin esfuerzo. La terapia es todo lo contrario, si de verdad quieres beneficiarte de un tratamiento eficaz necesitas implicación, esfuerzo y un período de tiempo para poder ver estas mejoras. Todos estos requisitos, la pueden hacer bastante poco atractiva y puede que prefiramos otras “soluciones”. Por ejemplo, irnos de cañas, que nos aliviará momentáneamente el malestar anestesiándonos de él o qué nos echen las cartas, que es solo una tirada y ya nos dice el futuro y los pasos a seguir.
– Desconocimiento sobre el trabajo que hace el psicólogo. Muchas personas no saben exactamente cómo funciona una terapia, ¿qué es? ¿una persona escuchando nuestro sermón y diciéndonos que nos entiende? Eso ya lo hace mi amigo Paco, ¿para qué me voy a gastar los cuartos en un charlatán?
2. ¿Por qué un psicólogo y no un amigo?
El psicólogo debe ser una persona ajena, que no tenga ninguna expectativa formada sobre ti. Un amigo te conoce e inevitablemente esta sesgado por lo que sabe sobre ti y por la relación de amistad que tiene contigo, es decir, su juicio no será objetivo. Que sea un amigo sincero y que te de “caña” tampoco le librará de que su juicio este sesgado, ya que habrá multitud de emociones, recuerdos y pensamientos que tiene de la relación contigo que dificultarán una percepción objetiva.
Un buen psicólogo no juzga, entiende. Nuestras emociones, pensamientos y comportamientos tienen una explicación, el psicólogo se encarga de buscarla. Si analizamos nuestro pasado, nuestra historia de vida y nuestras primeras interacciones, todo cobrará sentido. Los prejuicios son mecanismos para simplificar la realidad y para buscar una explicación a lo que no entendemos porque no lo conocemos, por lo que cuando entiendes algo es más difícil juzgarlo.
Además, el psicólogo cuenta con una formación exhaustiva sobre la conducta humana y es capaz de identificar comportamientos relacionados con el problema, que pueden pasar desapercibidos para personas que no cuentan con esta formación.
3. ¿Por qué la persona debe involucrarse?
Cuando nos matriculamos en un curso, no esperamos que por el simple hecho de estar matriculados ya asimilemos toda la teoría y aprobemos el examen, sería absurdo, ¿verdad?. Pues con la terapia es lo mismo, por el simple hecho de acudir una hora a un psicólogo nos podemos esperar que nuestra vida vaya a cambiar, debemos involucrarnos. Es fundamental tomar responsabilidad sobre nuestras acciones y hacer un esfuerzo por probar caminos distintos a los caminados. Esto requiere de un esfuerzo, ya que muchas veces actuamos de manera automática, en terapia hay que pasar de automático a manual.
4. ¿Cómo funciona la terapia?
Toda acción lleva implicado un pensamiento y una emoción. Por ejemplo:
“Quiero acabar con mi pareja”
Pensamiento: No confió en él, no me gusta su actitud conmigo y me aburre.
Emociones: Miedo a estar sola, tristeza por la pérdida y malestar por continuar en una relación sin querer.
Acción: No me atrevo a dar el paso y continuo a pesar de mis pensamientos negativos hacia él.
Este desequilibrio entre las emociones, pensamientos y actuaciones evidencian un problema de base. En este ejemplo la persona concede mayor valor a sus emociones de miedo y tristeza que a su malestar y sus pensamientos negativos, y prefiere continuar en una relación, a pesar de no querer, ¿por qué?.
El psicólogo es el encargado de dar respuesta al por qué, de investigar el origen de nuestra conducta y saber qué ambiente, circunstancias e interacciones han conformado nuestra personalidad.
Aunque existen distintos tipos de terapias, métodos y técnicas, la mayoría de ellas están dirigidas a tres objetivos secuenciales:
1 Proceso de autoconocimiento, autoaceptación y exploración de recursos. El primer paso debe ser un proceso de autoconocimiento, la persona junto con el psicólogo debe realizar un trabajo retrospectivo para entender por qué actúa como actúa, qué comportamientos y actitudes están involucrados y cómo regula y manifiesta sus emociones.
“Solo podemos cambiar aquello de lo que somos conscientes”
También se exploran recursos con los que cuenta para hacer frente a los problemas y se trabaja la aceptación personal.
2 Aprendizaje de estrategias y herramientas basadas en recursos propios. Se proporcionan estrategias para poner en práctica, estas estrategias están basadas en recursos propios de la persona que, en muchas ocasiones, están desaprovechados o mal empleados. En esta fase se trabaja para modificar pensamientos disfuncionales y para lograr una regulación y expresión emocional coherente.
3 Utilización de estas herramientas para el crecimiento personal, orientar estas estrategias hacia objetivos vitales. Una vez estas estrategias están aprendidas e interiorizadas es más fácil orientarlas hacia objetivos vitales de la persona.
5 ¿Cómo puede beneficiarse una persona de todo esto?
Son varios los beneficios que podemos sacar de un buen proceso de psicoterapia, entre ellos, cabe destacar:
- Mayor autoconocimiento personal
- Mayor capacidad resolutiva
- Mayor capacidad para identificar estrategias de afrontamiento inadaptativas
- Uso eficaz de nuevas estrategias adaptativas para el afrontamiento de situaciones
- Mayor adaptación al entorno
- Mejora de las relaciones sociales y personales
- Mayor probabilidad de éxito laboral con el aprendizaje de nuevas formas de actuar
- Mayor bienestar personal y social
Lo cierto es que cualquier persona se puede beneficiar de un proceso de psicoterapia, y no es necesario esperar a sentirse mal para acudir. Además, con el surgimiento de la terapia on-line y a domicilio cada vez es más sencillo disponer de tiempo para ti y tu bienestar.
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